La historia de la arquitectura es aquello que escribimos los arquitectos para otros arquitectos con el propósito evidente de tornarnos irrelevantes para el resto de la sociedad: endogámica, parcial, mal argumentada, arrogante. A los arquitectos no nos interesa la historia de la arquitectura. Nos interesa la historia de los otros arquitectos. Lo que, si se hace correctamente, es un buen instrumento para entender la historia, cosa que -ups- no suele pasar1.
El valor principal de Vida de Guastavino y Guastavino es el de hacernos conscientes de nuestra ignorancia hacia un personaje fundamental para la arquitectura del siglo XX. No quiero hablar de él, sin embargo. No hoy. Quiero hablar de Andrés Barba y de su libro, un libro que, aún estando -o gracias a estar- profusamente documentado, no es tanto un libro de arquitectura como un libro sobre los arquitectos. Sobre cómo hemos podido llegar hasta aquí sin saber lo que se cuenta, sin ser conscientes que Guastavino no es uno, sino dos2, sin ser conscientes de hasta qué punto llega la capacidad de transformación de un edificio por parte de un colaborador, sin ser conscientes del papel central de aquello a lo que, más que nada para no seguir pensando, hemos llamado historicismo en nuestra arquitectura, en nuestros referentes y, nos pese o no, en los referentes populares. Vida de Guastavino y Guastavino destaca por su escritura, por su enfoque, por su tono. El libro cala, nos arrastra por la vida de su protagonista doble con ritmo trepidante y, más que otra cosa es esta velocidad lo que nos ayuda a distinguir vida y obra. La narración, pues, se produce en dos tiempos, frenético, explícito, atropellado el de la vida, apenas insinuado el de las obras. Eso, más no pocas reflexiones de fondo brillantes, más la insinuación de una grandeza que estamos todavía lejos de reconocer, es el libro. Si no eres arquitecto, te va a encantar. Si lo eres, será un bofetón. En cualquiera de los dos casos, vale la pena.
Vida de Guastavino y Guastavino es un ensayo de Andrés Barba publicado en 2020 por Anagrama.
1_ La sobreabundancia de historias escritas sobre un mismo arquitecto puede producir alguna obra relevante del mismo modo que es estadísticamente probable matar una mosca con un AK47 si disparas el número suficiente de balas.
2_ Lo mismo sucede con otro arquitecto, Francisco de Paula del Villar. Atentos al podcast El Punto Gordo, donde Carmen Figueiras y yo os lo contaremos, si podemos, antes de finales de año.