Jean-François Lemoine, presidente del Groupe Sud-Ouest, uno de los más importantes de la prensa francesa, tuvo un accidente muy grave que lo dejó en silla de ruedas. Cuando se recuperó lo suficiente escribió a Rem Koolhaas, que le estaba diseñando su casa, para decirle que quería un artefacto lo más complejo posible, porque a partir de ese momento su casa sería su mundo. El resto es historia, porque esta casa se construyó en Burdeos y se convirtió en una de las más famosas de las últimas décadas1.
La casa de Burdeos es compleja, pero no complicada, porque lo primero no quiere decir lo segundo. La complejidad se entiende como potencia, como posibilidad que en un espacio dado puedan suceder muchas cosas. Meter complejidad en una vivienda es la manera que tiene el arquitecto de prever lo imprevisible.
La complejidad es uno de los principales valores a socializar en la vivienda, porque no necesitas ser rico ni tener problemas para necesitar que la casa sea tu mundo.
Otro valor por socializar: la sostenibilidad: la posibilidad de dejar un mundo mejor minimizando el impacto de la vivienda. De construir más metros cuadrados con menos, poque el tamaño facilita la complejidad. El facilitar que sus habitantes puedan pagarse el confort necesario para estar bien.
Luego necesitamos una de las armas más importantes de la arquitectura: su capacidad para hacer ciudad, para ordenar un entorno. Esto puede hacerse -ha de hacerse- mayoritariamente a través de la promoción privada, porque ésta es, con diferencia, la más abundante. Una casa bien educada creará un entorno más amigable3.
Estamos en O Carballiño, a unos treinta quilómetros de Orense. O Carballiño tiene una estructura rural. La parcela donde se ubica la Casa Palomar una vivienda unifamiliar ubicada fuera del centro del pueblo en una parcela clasificada para vivienda plurifamiliar. Las alineaciones y los gálibos a cumplir forzaban a que la casa tomase volumen, lo que se consiguió colgándola al nivel de la segunda planta sobre un potente vacío que permitía ventilar todo su volumen4.
Esta colocación tan osada es mucho más respetuosa de lo que pueda parecer. No se puede hablar propiamente de arquitectura popular gallega -ni de ninguna otra región-, descompuesta como está en multitud de tipologías que, sin embargo, suelen tener una cosa en común: la ubicación de la vivienda en una primera planta o, en su defecto, en una posición elevada respecto del resto de la casa. Todo son ventajas: aprovechar el calor de los animales, que debían estar necesariamente en planta baja, junto con todo aquello necesario para trabajar la tierra, alejarse de las humedades innecesarias y, por supuesto, ventilar.
En la Casa Palomar la planta baja se usa también como almacén, y se combina este uso con otro más hedonista de estancia al aire libre. Un jardín con plantas crecidas liga con eficacia estas actividades y posibilita muchas otras.
La arquitectura popular gallega tiende también a establecer perímetros estructurales fuertes, que se distribuyen mediante tabiques ligeros, normalmente de madera. La escalera de acceso a la vivienda es, en muchos casos, exterior. La construcción en piedra, unida a lo duro del clima, dictan unas fachadas donde el vacío sirve para formar el lleno.
La casa negocia dos voluntades aparentemente contrapuestas: la de contar con espacios abiertos y la de privatizarla para dotar de intimidad a sus habitantes. Las vistas se conciben únicamente de dentro a fuera. Los espacios deben de ser recogidos, luminosos, diáfanos. La casa debe de verse bien independientemente de si la habita mucha o poca gente. Para conseguir esto se ha diseñado el lleno y el vacío, el interior y el exterior. Todo es casa. La planta baja no se construye, pero existe y tiene uso. Se protege tras un muro. Se entra por el centro. Las escaleras de acceso a la vivienda -exteriores, como en la arquitectura popular-se arrinconan contra una medianera, ubicándose en el centro de la casa. Lo que significa que el acceso a la vivienda se produce a través de tres giros: al entrar, al encarar la escalera, al subirla. Eso multiplica el tamaño aparente de la vivienda, la privatiza y la complejiza. Algo parecido a lo que hicieron Mies van der Rohe y Lilly Reich en el Pabellón de Barcelona de 1929, donde se gira cinco veces, porque ese pabellón nunca fue una casa, sino el lugar de la ceremonia. Las intenciones, sin embargo, son idénticas.
Esta complejidad es necesaria, porque la casa en grande, pero no tanto. El espacio construido -una caja de madera fuertemente aislada sobre seis pilares metálicos- tiene 90m2, y se organiza alrededor de dos grandes oberturas y el acceso propiamente dicho. La medianera del acceso contiene instalaciones -cocina y baño-. Lo demás es, o podría ser, diáfano, y de un diseño exquisito. La orientación de la parcela fuerza a que las oberturas se orienten a este y oeste. El espacio de vida es un reloj. Todas las buenas casas lo son5. Luego la cubierta se va a buscar la calle, donde baja para producir una primera fachada que, más que una fachada, es un filtro, una manera de alinear la casa a la calle y asimilarla con sus vecinas, una capa más que multiplica el tamaño aparente.
Los espacios son agradables. Las visuales se controlan. La casa es tan digna habitada por una sola persona como en una celebración. La estructura urbana se mantiene. La casa es un mundo que se ha creado con las posibilidades del lugar. El resto lo escribirán sus habitantes.
1_ La misma casa que Louise Lemoine, su hija y heredera, filmó junto con su compañero Ila Bêka2 en Koolhaas houselife, un documental totalmente resignificado por la relación de los dos directores -también dueños de la casa- con su protagonista -su empleada-.
2_ Si ella viene de familia de magnates de la prensa, él viene de familia de banqueros. Todoperfectocariño. Esto es, obviamente, lo que debéis tener en cuenta antes de filmar un documental. O de querer exhibir en el MOMA. O de las dos cosas, como es el caso.
3_ Bueno, no siempre, porque a veces el sueño de la razón produce monstruos. La arquitectura moderna, dada a experimentar, está llena de ellos. Sólo hace falta mirar Gomorra (2008), película rodada en escenarios reales tan arquitectónicamente bienintencionados e impresionantes como socialmente degradados.
4_ Ventilar es bueno para todo, y por eso fue la base del higienismo. También lo es para controlar las emisiones de radón, algo que los primeros higienistas no pudieron tener en cuenta.
5_ La frase no es mía, es de Josep Maria Montaner, pero no me pidáis que os diga dónde la escribió porque no me acuerdo.