Miri, toqui el violí

1a_ Un concurso indeterminado de arquitectura para la construcción de noséqué edificio en una parcela en pendiente de Barcelona. Estamos en los 80. El día de la presentación, los arquitectos catalanes más prestigiosos de la época, o sea, los discípulos de Bohigas, desfilan cargados de maquetas de una cierta epicidad. Llega Ricardo Bofill. Miradas de estupefacción. Le preguntan que cómo ha sido capaz de presentar un edificio así. “Sólo trabajo en terrenos planos”, contesta.

Ricardo Bofill ante su CIudad del Espacio. Archivo RTVE.

2a_ Taliesin, Wisconsin, en algún momento de 1938. Mies van der Rohe lo visita en compañía de Bertrand Goldberg1 y Bill Priestley. Frank Lloyd Wright los recibe. Servidos los licores, abronca al alemán por haber osado soportar el Pabellón de Barcelona mediante una trama abstracta de columnas cruciformes. No entiende por qué es necesario este esfuerzo para evidenciar un sistema portante innecesario cuando las paredes y carpinterías existentes son suficientes para aguantarlo. Mies baja la cabeza. Se calla. Después agradece a Wright la visita. Mantendrá este agradecimiento hasta el final de sus días.

El Pavellón de Barcelona en una foto de 1929 con la torre de la fábrica Casarramona borrada.

3a_ El Pabellón de España de la Exposición Universal de Bruselas de 1958, obra de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, fue declarado el mejor de toda la muestra compitiendo con realizaciones de arquitectos de prestigio mundial que incluían el Poema Electrónico de Le Corbusier e Iannis Xennakis.

Fotógrafo desconocido.

4a_ Barcelona, Paseo de Gràcia, en algún momento del invierno de 1939. A finales de enero, las tropas fascistas del General Franco han entrado a la ciudad. La República está casi derrotada, y ahora toca purgar su memoria. En el chaflán con Rosselló se encuentra el local del GATCPAC, que también funciona como la tienda de muebles MIDVA. Un comando de tropas de choque entra y lo arrasa, borrando de un plumazo un movimiento con prestigio e influencia política implicado en el desarrollo social del país a través de la construcción de viviendas y equipamientos. El oficial que comanda el asalto conoce bien el lugar y lo que representa, porque también es arquitecto. Su nombre: José Antonio Coderch de Sentmenat.

5a_ La señora Comes, miembro ilustre de la alta burguesía barcelonesa, tiene una sobrina a quien gusta tocar el piano. La señora Comes, que todavía no le ha hecho el regalo de boda, le manda un piano de cola Erard2. Una vez colocado, la sobrina se horroriza: no pega con el estilo de la sala de música, que ha encargado a un decorador de prestigio. La señora Comes quiere arreglarlo llamando al arquitecto Gaudí, que llega a la casa, mira la sala y mueve algunas sillas mientras, nervioso, va negando con la cabeza. La señora Comes le pide que hable con entera libertad. Gaudí pregunta a la sobrina si es ella la que toca el piano3. “Toco una mica”, responde. Gaudí le dice “Miri, toqui el violí.

El auca de Josep Carner, ilustrada recientemente por Artigau. Foto: Ara – Antoni Ribas.

1b_ “Sólo trabajo en terrenos planos” era el grito de guerra que solíamos corear en la carrera para quejarnos de los profesores de proyectos más conservadores. La insolencia de Bofill lo convirtió en una suerte de ídolo que contestaba al academicismo más rancio. Jamás comprobamos la certeza de la anécdota.

Si, más atento, miras la INEFC de Montjuïc, el edificio que más encaja con la historia -y que convertiría a Bofill en ganador del concurso para envidia de sus coetáneos-, descubres un pabellón gigantesco en planta baja que, ubicado en la cota más alta de la parcela, cae una planta en sentido este-oeste y dos en sentido norte-sur, con su versallesca escalera en cascada que conecta con elegancia el nivel principal con el campo de fútbol. El edificio está compuesto con tal habilidad que todos estos recursos no parecen ni diseñados.

La INEFC de Bofill. Foto: RBTA.

A escala urbana, el centro de Montpellier está ubicado decenas de metros más arriba y al este de la ribera del río Luz. Entre el centro y el río se extiende Antigone, el ensanche que Bofill proyectó y construyó entre los ochenta y los noventa. El desnivel, aprovechado para alojar equipamientos, está tratado con tal sensibilidad y elegancia que la mayoría de visitantes jura que el barrio es plano.  

Antigone en Montpellier. Foto: RBTA.

2b_ El historiador Keiran Murphy, entre otros, ha reconstruido el encuentro entre Mies y Wright. Hay un detalle, sin embargo, que se le ha pasado por alto. Las obras del Pabellón de Barcelona fueron dirigidas por el arquitecto catalán Joan Vergós. Formado a las órdenes de Antoni Gaudí4, el leridano Vergós ha colaborado en el cálculo de la Sagrada Família tanto en el proyecto como en las partes ejecutadas del mismo. A la muerte del maestro, Vergós ha pasado a trabajar para, entre otros, TMB, construyendo algunas cocheras y al menos la parada de metro de Urgell5. Algunas decisiones sobre el pabellón que Josep Quetglas6 atribuye a Mies, como el uso de las bovedillas catalanas en el sótano, se deben a Vergós. Los pilares que soportan la cubierta del pabellón, calculados a compresión, resultan insuficientes para impedir el balanceo de la estructura. Alguien, sea Mies7 o Vergós, decide reforzarlo usando lo que tiene más a mano, es decir, las paredes del pabellón.

Mies ha mentido a Wright al no contarle que las paredes del pabellón sí aguantan.

El Pabellón de Barcelona, en obras.

3b_ No tengo constancia de la existencia de un premio al mejor pabellón de una Exposición Universal.

El pabellón como instrumento de propaganda del régimen. Foto: Docomomo.

4b_ Otro arquitecto será testigo de la destrucción del local. Se trata de su diseñador -aunque a veces aparezca atribuido a su amigo Germán Rodrígez Arias-, propietario y miembro fundacional del GATCPAC, Sixte Illescas, que recogerá los hechos en unas memorias terminadas por su hijo Albert, editadas y publicadas por él mismo y Enric Massip-Bosch8. José Antonio Coderch realizará un homenaje explícito al GATCPAC en la reconstrucción del Chiringuito de Sitges en 1943. En los años cuarenta convertirá la vivienda social en el campo de pruebas de su arquitectura, con realizaciones interesantes en el mismo Sitges, en Roses, en la Roca del Vallès, en Ripollet, en Tarragona, en Carmarma de Esteruelas y en Olot, como mínimo. En los cincuenta emergerá con fuerza con un estilo maduro y personal que lo convertirá en la base identitaria de la arquitectura catalana desde la posguerra hasta hoy.

El Chiringuito de Sitges (1943), proyectado por José Antonio Coderch.

5b_ No hay constancia que la anécdota sea cierta. Josep Carner9 la recoge, o se la inventa, en una auca dedicada a Gaudí publicada en 1914, doce años antes de la muerte del arquitecto., Gaudí es conocido por su carácter disruptivo, rebelde y provocador. La coronación de la Casa Calvet supera la altura máxima de fachada propuesta por las normativas municipales. Denunciado, Gaudí propondrá mutilar la calle y colocar un cartel explicativo de dicha mutilación. Años más tarde propondrá la misma solución para la columna que invade el Paseo de Gràcia en La Pedrera.

La columna de La Pedrera, en medio del Paseo de Gràcia. Foto: Gaudiallgaudi.

12345c_ Los historiadores trabajan con hechos, que han de estar documentados o, como mínimo, fundamentados. Nuestra comprensión de la realidad es, no obstante, narrativa. Nuestra mente pide historias.

La anécdota del concurso de Bofill puede ser falsa. Su ambición, su audacia, su fe en la arquitectura como herramienta de transformación social son, en cambio, ciertas. Pocas cosas lo ilustran con más rapidez que esta anécdota.

El carácter ambiguo, complejo, profundamente escenográfico de la arquitectura de Mies van der Rohe ha sido muy estudiado. Mies no quiere lo esencial. Mies no quiere proyectos sencillos. Mies quiere que sus obras, complejas, ambicionas, con un encargo y un presupuesto concretos a cumplir, lo representen. Mies es consciente del carácter contradictorio de su arquitectura. Su silencio ante Wright10 implica que el carácter teórico de su obra no tiene defensa. Sí sus realizaciones concretas. Todas ellas.

Corrales y Molezún representan la España que intenta abrise al exterior, la del Plan Marshall y las bases militares, la de los tecnócratas del Opus y las potencias amigas que encubren los atentados de la dictadura contra los derechos humanos. Corrales y Molezún son dos arquitectos imprescindibles no para España, sino para la arquitectura occidental del siglo XX.

Los premios no son necesarios para demostrarlo.

Los testigos orales sobre la fragilidad de la salud mental de Coderch son numerosos. Coderch fue un arquitecto depresivo y violento que tiene documentadas dos agresiones contra arquitectos municipales, una contra Josep Maria Martino en Sitges, la otra a un arquitecto no identificado en Barcelona. La primera es recogida por Beli Artigas. La segunda es referida por Óscar Tusquets en una entrevista. Si Coderch viviese hoy en día tendría denuncias por agresión y órdenes de alejamiento. No sería extraño que estuviese inhabilitado profesionalmente. Franquista convencido, Coderch desarrolla un pensamiento fuertemente clasista y aristocrático. La agresión al local del GATCPAC es coherente con esto. El mismo Coderch es uno de los arquitectos más brillantes de su generación, un arquitecto que pone la misma intensidad en un proyecto social que en un encargo privado de lujo, un arquitecto que es expulsado del Instituto Nacional de la Marina, donde es funcionario, por destinar más recursos de los que se estiman necesarios a las viviendas que éste promueve. Si la arquitectura de Coderch es la luz, su persona es la oscuridad. Coderch es un arquitecto profundamente contradictorio, retorcido, torturado, que sólo puede entenderse desde esta complejidad. Ídem Gaudí, que presenta rasgos similares, que vive y ejerce en unos tiempos todavía más polarizados y convulsos donde la arquitectura catalana se está redefiniendo.

Las anécdotas pueden ser apócrifas. Su espíritu, sin embargo, es exacto. Lo que postulan, también. La identidad de cualquier arquitectura -su naturaleza también- sólo puede entenderse en términos escenográficos. La arquitectura no es. La arquitectura parece. Ídem su relato. Es por este carácter complejo, por su resistencia a dejarse simplificar, por la dificultad que entraña comprenderla más allá de la intuición, que un relato puede ser más preciso que un hecho documentado.

Los Marina City de Bertrand Goldberg, con uno de los últimos edificios de Mies van der Rohe pegado a su parte trasera. Foto: Steven Dahlman / Metalocus.