Foster & Partners_ Carré d’Art

[Microobra en tres actos]

Acto primero: Escribir a la contra.

El pensamiento complejo tiene algo de esquizofrénico. Quien lo practica escucha voces en su cabeza. Voces del pasado. Voces de sus amigos. Su propia voz, porque la estructura del pensamiento es discursiva. Un pensamiento es una primera persona hablando con una primera persona. Un pensamiento es una narración instrumental. Un pensamiento está compuesto por palabras que no siempre sabemos definir.

Una de estas palabras es crítica. El diccionario de la RAE la define como un análisis pormenorizado seguido de una valoración establecida en función de unos criterios más o menos1 explícitos. Hay una cierta tendencia a confundir crítica con denuncia, que también tiene una definición clara. Su primera acepción es la de un aviso, una simple noticia. La cuarta, la más popular, matiza este aviso como una declaración de ilegalidad, irregularidad o inconveniencia.

Parte de lo que se conoce como crítica de arquitectura no es tal. Es una denuncia. Un artículo de Divisare mostrando información sobre un proyecto desconocido sin interpretación ni valoración es una denuncia. La exposición de las maldades de los arquitectos o de la arquitectura, sean individuales o colectivas, es una denuncia.

En su cuarta acepción, una denuncia es necesaria y definitiva. Una vez elaborada, establece un juicio invalidante. Una denuncia es destructiva.

Una crítica es operativa y constructiva por definición. Una crítica lleva implícita una posibilidad de mejora. Una crítica es una propuesta.

Acto segundo: Norman Foster, el ONVRE.

Vivimos en la era de las fundaciones. Detrás de cualquiera de ellas hay un excedente de dinero a usar con el doble propósito de perpetuarse a sí mismo mediante exenciones fiscales al tiempo que se usa para transmitir unos valores o un mensaje a escoger por el propietario del capital.

La Fundación Norman Foster tiene como propósito principal la mitificación de la figura de Norman Foster, arquitecto de biografía complicada que reunió un equipo de sueño para elaborar unas cuantas obras de arquitectura francamente memorables. La Fundación separa la figura de Foster -que, en su afán de notoriedad, está teniendo una mala vejez- de la de su equipo, aislándola con el propósito de crear un héroe romántico2 que perpetue una visión de la arquitectura estereotipada y falaz. 

Acto tercero: El Carré d’Art se defiende a sí mismo.

El Hi-Tech es una manera de entender la arquitectura que cuenta con algo mas de cincuenta años de vida. Aparecido en medio de una crisis económica y política asociad a la mayor crisis de  valores que la arquitectura ha tenido en siglos -el Postmodernismo-,  el Hi-Tech fue un momento luminoso que asoció tecnología con progreso social. Lo más triste de todo es que salió bien y luego se terminó. Y por bien entiendo proyectos como el Centro Georges Pompidou en París3, que definió una época y que continúa vigente4.

El Carré d’Art de Foster & Partners fue inaugurado quince años más tade que el Pompidou, y es indudablemente uno de los edificios más importantes del movimiento. Contiene una mediateca ubicada en la misma plaza que aloja la Maison Carré, el templo romano mejor conservado de Occidente, el hito más importante de Nimes que, como todo edificio clásico, se impone a su entorno para crearlo, convocarlo y, en la medida de lo posible, domarlo a base de su carisma aún cuando, no nos engañemos, sea un templo que no pasa de justito5. La configuración arquitectónica de la Maison Carré marca una direccionalidad muy clara que deja el emplazamiento del Carré d’Art en una posición lateral.

La demanda del Gobierno francés, en un momento en que su Ministerio de Cultura gozaba de un presupuesto gigantesco, era la de un hito, pero no mucho: el hito social que complementase la Maison Carré sin eclipsarla, con la dificultad añadida que la nueva mediateca es muchísimo mayor que el edificio original.

Foster & Partners clavarán el encargo a base de construir una versión Hi-tech del edificio original, una versión que disimula su enorme tamaño a base de parecer ligera, muy ligera. El porche de acceso, mayor que el templo original, tendrá unas columnas muchísimo más esbeltas que soportarán una pérgola que no llame demasiado la atención. Tras ella, un edificio que se diferencia del templo en que se le ha demandado un interior enorme, tan y tan grande que no habrá más remedio que soterrarlo parcialmente para que ni el tamaño ni las proporciones del edificio se descontrolen. El basamento del edificio ha sido diseñado con el mismo cuidado que la pérgola para evidenciarse sin llamar la atención. El estudio, más que replicar el edificio original -un pórtico que protege un interior opaco e inaccesible- lo invertirá, creando un pórtico que invite a entrar a un interior transparente y amable.

Y más: si lo opaco de la Maison Carré son las paredes que aíslan este interior, aquí lo opaco -y no siempre- será opuesto a las paredes: los techos. El interior del Carré d’Art consiste en una superposición de bandejas de hormigón. Cada una aloja una actividad diferente. Ninguna de ellas tocará las paredes, porque el sótano se convertirá así en una plaza iluminada perimetralmente a base de una especie de patio inglés que independiza unas fachadas de vidrio que proporcionan volumen sin añadir demasiado al conjunto. Las escaleras se disponen en medio, acristaladas para permitir un cierto paso de la luz. Todo el conjunto sucede de un modo tan natural que no parece diseñado.

La planta sótano del edificio.

Foster & Partners tendrá su manifesto6, un edificio que es un objeto por fuera y un espacio urbano por dentro, metros cuadrados sin otro límite visual que la propia ciudad, un edificio capaz de medirse de tú a tú con la historia incrementando el patrimonio de la ciudad.

El Hi-Tech fue un momento luminoso de confianza en los recursos de la arquitectura, una arquitectura que no necesita ningún pretexto para ser como es, que se expresa a través de la ligereza.

Las estridencias han pasado factura al Lord, pero no a su obra. Criticarla es poner énfasis en la vigencia de una propuesta que demuestra que, en arquitectura, ser realista es tener la capacidad de construir la visión de una sociedad justa, optimista y democrática.

1_ El más o menos es mío, claro.

2_ El instrumento principal de esto ha sido segregar el Archivo Norman Foster del Archivo Foster & Partners.

3_ Hablé de ello extensamente en L.R.E.V.M.C: Coordenadas para el nuevo milenio, un libro que escribí hace tres años. No he escrito ningún otro por la mierda de la tesis. Disculpas.

4_ Y si os preguntáis qué hizo el Hi-Tech por la vivienda paciencia, que este es el tema del artículo siguiente. Y si no os lo preguntáis deberíais hacerlo, porque la vivienda es EL tema.

5_ Por no ser, no es ni períptero, es decir, no tiene un porche perimetral que le proporcione una línea de sombra en su contorno.

6_ Y no será el primero.